MONTERREINA.- Desde el año 2011, durante las administraciones encabezadas por el Partido Acción Nacional, la Alameda “Mariano Escobedo”, ha sido tomada de forma paulatina, por grupos religiosos, la mayoría de ellos de corte evangélico-pentecostal.
Cada vez más, a lo largo del tiempo, los mensajes contenidos en sus prédicas se volvieron intolerantes, discriminatorios y violentos contra diferentes grupos de población: católicos, por “adorar a esas imágenes satánicas” (es un punto de reunión y partida de peregrinaciones hacia los santuarios de la Virgen de Guadalupe y de San Judas Tadeo); trabajadoras y trabajadores sexuales; Testigos de Jehová, por “vestir como catrines y usar una biblia falsa que merece ser echada a la basura”; personas gays, lesbianas y particularmente mujeres transexuales, transgénero y travestis, etiquetados todos como inmorales que “merecen ser exterminados de la faz de la Tierra” porque, “Dios no crea basura, Dios no crea drogadictos, Dios no crea prostitutas, Dios no crea lesbianas…” ha dicho un pastor que responde al nombre de Mario Flores, el más agresivo e impune de todos.
En México, la discriminación está prohibida en todas sus formas por el artículo primero de la Constitución, pero además la Ley para prevenir y eliminar la discriminación en el Estado de Nuevo León, en su artículo 7, fracción XII, establece: “Se presume que una persona sufre discriminación, cuando se actualicen las siguientes conductas: XII. Ofender, ridiculizar, acosar, hostigar o promover la violencia en el ámbito intrafamiliar, laboral, escolar, educativo o comunitario, así como todo acto que implique anular o menoscabar los derechos y libertades…” de donde se desprende que, a todas luces, estos grupos religiosos promueven la discriminación con la complacencia de las autoridades municipales de Monterrey, que les permiten instalarse, incluso sin controles ni permisos.
Ciudadanas y ciudadanos diversos, hemos interpuesto quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos en contra del Ayuntamiento de Monterrey, por dar facilidades a grupos que emiten discursos de odio, igualmente ante el CONAPRED. Si bien el área de Concertación Social municipal intervino para que uno de los pastores ofreciese una disculpa pública, lo cierto es que hasta el día de hoy, un número indefinido de grupos religiosos siguen usando la Alameda y difundiendo sus mensajes. Por ello, un grupo de ciudadanas y ciudadanos, reunidos en el colectivo “Todes”, solicitamos al Congreso del Estado, emita un exhorto al Ayuntamiento de Monterrey a efecto de que, en la medida de sus atribuciones legales, establezca el orden y evite estas conductas en los espacios públicos municipales, solicitud que fue dirigida a la Comisión de Desarrollo Social y Derechos Humanos de la que es titular el diputado Luis Donaldo Colosio Riojas.
Por tanto, faltan a la verdad los grupos y liderazgos de las iglesias evangélicas que acudieron al Congreso del Estado el día 4 de julio para pedir que “no se apruebe este dictamen que atenta contra la libertad religiosa y de expresión”, pues nuestra solicitud está fundada en hechos por demás probados, incluso con videos que han sido ampliamente difundidos y, por otro lado, su libertad de expresión no se encuentra en peligro, pues se trata de una garantía constitucional que sin embargo, tiene límites fijados por criterios judiciales, en los que se establece que, el discurso de odio no se encuentra protegido por dicha garantía, por lo que nadie puede invocarla para emitir mensajes que alimenten la discriminación el odio o la negación de derechos a otras personas.
Exhortamos, una vez más al Ayuntamiento de Monterrey a garantizar el uso y goce de espacios públicos libres de odio y a los grupos evangélicos y de cualquier otra creencia religiosa a abstenerse de, so pretexto de compartir su fe, difundir mensajes que atenten contra la dignidad, la vida y los derechos de las personas que no comparten sus creencias.