
Con una profunda mezcla de tristeza y celebración por una vida de valentía y letras que rompieron esquemas, la comunidad LGBTQ+ y el mundo literario lloran la partida de Edmund Valentine White III, acaecida en Nueva York el 3 de junio de 2025, a los 85 años. White, faro de la narrativa gay durante décadas, nos legó una obra honesta, incisiva y profundamente humana que trazó la evolución de nuestras vidas y amores con una pluma inigualable.
Desde sus exploraciones iniciáticas en A Boy’s Own Story, pasando por la introspección de The Beautiful Room Is Empty, hasta la culminación en The Farewell Symphony, White nos abrió las puertas a la complejidad de la experiencia gay, desnudando deseos, miedos y la búsqueda constante de autenticidad en un mundo no siempre dispuesto a aceptarnos. Su contribución no se limitó a la ficción; junto a Charles Silverstein, nos entregó The Joy of Gay Sex, un texto seminal que no solo informó sino que también empoderó a generaciones de hombres homosexuales a vivir su sexualidad con orgullo y conocimiento.
Más allá de su prolífica obra narrativa, su biografía de Jean Genet demostró su agudeza crítica y su capacidad para iluminar las vidas de otros marginados y visionarios. Su activismo temprano, siendo cofundador de Gay Men’s Health Crisis (GMHC), demostró su compromiso inquebrantable con la comunidad en los momentos más oscuros de la crisis del VIH/SIDA, una batalla que él mismo enfrentó con entereza durante cuarenta años.
Edmund White fue un maestro de la palabra, capaz de tejer historias que resonaban con la verdad de nuestras vivencias, desde los encuentros furtivos hasta los amores duraderos, desde la opresión internalizada hasta la celebración de nuestra identidad. Su legado como escritor, activista y mentor en la Universidad de Princeton perdurará en las páginas de sus libros y en los corazones de quienes fuimos tocados por su visión.
Hoy, en cada rincón de nuestro arcoíris, desde las marchas del orgullo hasta los encuentros discretos, recordamos a Edmund White. Su voz, que una vez fue una de las pocas que se atrevió a nombrar nuestros deseos, seguirá resonando como un testimonio de la belleza y la resistencia de la vida LGBTQ+. Su partida deja un vacío inmenso, pero su obra seguirá siendo un faro para las futuras generaciones que buscan sus propias historias en el espejo de la literatura queer.
¡Que descanse en poder, Edmund! Tu legado vive en cada una de nuestras letras y en cada uno de nuestros orgullos.