
CIUDAD DE MÉXICO.- En una decisión trascendental para la inclusión y el respeto a la diversidad, México ha marcado un precedente al oficializar la prohibición de las terapias de conversión. Estas prácticas, que han sido motivo de amplio rechazo por su enfoque discriminatorio y sus efectos perjudiciales, ya no tendrán lugar en el país.
Después de un proceso legislativo que se extendió por casi seis años, la reforma ha sido aprobada, estableciendo sanciones severas que incluyen penas de prisión de dos a seis años y multas económicas para quienes intenten llevar a cabo estas terapias.
La legislación muestra un compromiso aún más fuerte con la protección de los más vulnerables, duplicando las penas cuando las víctimas son menores de edad, adultos mayores o personas con discapacidad.
La medida ha sido recibida con júbilo por activistas y defensores de los derechos humanos, quienes ven en esta prohibición un paso adelante en la lucha contra la discriminación y la violencia basada en la orientación sexual o la identidad de género.
La reforma, que ya ha sido aprobada por el Senado, con 77 votos a favor, 4 en contra y 15 en abstenciones, espera ahora la promulgación del Ejecutivo federal para convertirse en ley.
Este acontecimiento no solo representa un avance legal significativo, sino que también refleja un cambio en la conciencia social y un reconocimiento de que la diversidad sexual y de género son aspectos inherentes a la dignidad humana que deben ser respetados y protegidos por la ley.















