THC, Ética y Género: Otro ángulo del consumo de marihuana

THC, Ética y Género: Otro ángulo del consumo de marihuana

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En México, con la legalización de marihuana para fines lúdicos, en ciernes, se tiene la oportunidad, de dar pie a un debate sobre el consumo de sustancias que pueden generar adicciones.

Dejando atrás los prejuicios basados en infundios del Siglo XX, en la categoría de «sustancias que generan adicciones», encontramos desde bebidas alcohólicas, hasta heroína y krokodile, pasando por el tabaco y la mariajuanita.

El hecho de ser un tema tabú, en muchos contextos, permite que dichos prejuicios se propaguen y se establezcan como premisas, por supuesto falsas, al respecto del consumo de Wendolyne.

El dilema

Sin embargo, permitiendo a los expertos de la salud establecer cuáles son los efectos a largo plazo del consumo de churro a diario, son los efectos inmediatos, los que por décadas han estado sujetos al estima de la degradación personal.

Irónico, mientras el consumo, los efectos y las consecuencias de otras sustancias sí son aceptadas socialmente. Bajo esta perspectiva, es peor ser mariguano que borracho, mucho más reprobable, si eres mujer.

Es imprescindible aceptar la premisa de que la prohibición sobre la mota, es el origen del mercado negro y este, a su vez, del crimen organizado.

Así también, la idea del Estado paternalista, que es disfuncional desde el origen, cuando prohíbe, sanciona, pero es incapaz de controlar una práctica social, relacionada a otras variables, sobre las que el gobierno sí podría incidir.

La transición desde el enfoque criminal, al contexto de una condición de la Salud, como las adicciones, propone respuestas diferentes a la misma circunstancia: Las adicciones y los problemas de la salud relacionados al consumo de sustancias.

Más aún, cuando se aborda el tema desde las poblaciones vulnerables, considerando que los hombres homosexuales y las mujeres trans, son de los grupos con mayor incidencia en adicciones y consumo de sustancias, entre las poblaciones LGBTTTI.

Asimismo, entre hombres y mujeres, son los primeros los que más prevalencia presentan para cualquier sustancia. De acuerdo con el «Reporte de resultados de la Encuesta de Uso de Drogas en Población LGBTI en México».

Con el anterior planteamiento, sin llegar a ser específicos, es posible vislumbrar una solución a los problemas de salud derivados del consumo de sustancias, solución que no necesita al Ejército en las calles.

Narcos vs Médicos

Una cosa, lleva a la otra. La prohibición, da origen al mercado negro, éste, a su vez, dependiendo de su valor económico, atrae al crimen organizado, que para defender sus plazas y productos, usa a los grupos armados, que son la última llamada a la violencia que tantas muertes ha traído a México.

Todo lo anterior, por supuesto, de acuerdo al discurso de los gobiernos, alimentado, por el insaciable apetito de millones de clientes, que desde otra perspectiva, escencialmente son personas con un padecimiento de adicción y que cuando menos en México tienen el derecho al libre desarrollo de su personalidad.

Una condición, que desde el contexto médico es tratable y desde la Salud Pública, requiere una atención urgente.

Las personas mueren por intoxicación o sobredosis, por el desconocimiento, del contenido de las sustancias que consumen.

Miles de familias sufren los problemas derivados de la adicción de uno o varios de sus integrantes.

El estigma, borra las diferencias, entre los consumidores y las personas con adicciones. Peor aún, siembra la desinformación y les aparta de tomar mejores decisiones, lo que eventualmente obstaculiza una posible recuperación.

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