Androginia: Donde lo femenino y lo masculino se cruzan

Androginia: Donde lo femenino y lo masculino se cruzan

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Por David Israel Vázquez y Raynier Hernández | Ilustrado por Ismael Villafranco

Cuesta muy poco ver las cosas desde una perspectiva diferente en el caso de la androginia, sólo basta admitir que si en la sexualidad existen matices, también los hay en la apariencia que determina el rol sexual.

La incomodidad que surge cuando interactúas con alguien que no sabes si es hombre o mujer, proviene de un esquema de ordenamiento mental que sólo posee un par de opciones que por supuesto te mete en conflicto cuando te topas con alguien que ha decidido vivir justo en la línea entre lo femenino y lo masculino.

Empezando por lo simple y sin enredarnos en las mitologías griegas y todo aquello que Platón ha escrito acerca del significado de la palabra ANDROGINIA y lo que en ella deriva.

Hagámoslo sencillo y comencemos por decir que el ser una persona andrógina se define como alguien que presenta rasgos tanto femeninos como masculinos.

El ser una persona andrógina también conlleva a la parte emocional, partiendo de la idea generalizada de que las mujeres son más sensibles y con una mayor facilidad de mostrar sus sentimientos y los hombres son más racionales y al momento de expresar somos un tanto fríos.

Una persona andrógina también se considera a aquella que fácilmente puede lidiar con ambas formas de demostrar afecto.

Platón y la androginia en «El Banquete»

Es Platón quien lo explica en su diálogo “El Banquete”, en el que distintos personajes dialogan respecto la naturaleza del amor y elaboran un discurso que explica, a su juicio, la naturaleza del erotismo.

En este diálogo el amante sufre la fascinación pasional cuando se encuentra con su otra mitad de la que fue amputado, por lo tanto es su narcisismo la que está en juego en su búsqueda erótica.

“El Banquete” define al andrógino como un ser humano originario de dos rostros, cuatro brazos y cuatro piernas y que en lugar de ser doblemente masculino o doblemente femenino, era mixto.

«El Banquete» También explica las distintas tendencias de la sexualidad, asunto que en otro momento podríamos abordar.

La dualidad y la proyección

Carl Gustav Jung (Psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo) afirma que la androginia adopta una cuestión psicológica que permite hacer a un lado la dualidad morfológica-fisiológica que también define a los andróginos, planteando que el inconsciente masculino y femenino no tienen la misma estructura.

A diferencia de Platón, él opina que el encuentro del amante con su otro no es precisamente turbador, más que cuando se enfrenta con alguien del sexo contrario en quien pueda proyectarse, y es su propia dualidad la que pretende satisfacer, imitándole con un ser que le es raramente extraño.

Entonces en esa relación erótica aparece la confrontación de dos andróginos.

Lo cual no significa entonces que todos los gays seamos 100 por ciento andróginos porque se nos facilita más el llorar con una película de Disney y a la vez armar bronca porque otro güey le está coqueteando al novio.

El ser una persona andrógina no siempre va ligado a la homosexualidad, por supuesto que en la necesidad que como sociedad tenemos de poner etiquetas, al ver pasar a una persona que a simple vista no puedes distinguir si es hombre o mujer, la salida fácil es siempre decir que es homosexual.

Realmente estamos hablando de un estereotipo, el guiarnos por la simple apariencia de alguien diríamos que todos los que visten de jeans y botas son heterosexuales por verse muy masculinos cuando sabemos perfectamente que eso no es así. ¡Hola comunidad bear!

Andrógino y contemporáneo

Desde los años 20s el denominado look andrógino ya empezaba a ser usado sin saber seguramente de lo que esa palabra significaba por diferentes grupos sociales, principalmente las mujeres que al verse en la necesidad de encontrar un empleo, tenían que cortarse el cabello todo por bien a ser aceptadas y contratadas para poder obtener el trabajo.

En las décadas de los 70s cobró un nuevo significado donde el cabello largo en los hombres se empezó a imponer junto con la ropa de aire hippie todo esto en beneficio a la libertad de expresión y sexual que empezaba en esos años.

David Bowie con su célebre alter ego Ziggy Stardust, Boy George y su «Do you really want to hurt me», Miguel Bose con su toque español, pasando por la mismísima Katharine Hepburn, Tilda Swinton y si, también Lady Gaga (denle tantito crédito, no todo es show) son claros ejemplos de lo que representa tener un look andrógino, gente que le gusta jugar además de con su apariencia, se han permitido hacerlo también con los estereotipos que se les atribuye los géneros.

Andrej Péjic, es un modelo australiano de 22 años que ahora se hace llamar Andreja Péjic que debido a sus rasgos tanto femeninos como masculinos ha logrado numerosos editoriales para revistas como Vogue, L’Officiel y GQ.

Ha comentado que la mayoría de las veces trata de sacar el mayor provecho de sus rasgos andróginos todo a favor del diseñador con el que trabaja.

“Me siento las dos cosas, hombre y mujer; Mi nombre es masculino pero mi mente responde a una dualidad. Visto de manera versátil, una día visto con pantalón y al día siguiente me coloco una falda”

¡Y ojo! Que no se confunda el ser andrógino con ser travesti, transformista o ser drag queen, cuya definición implica generalmente, una transición de género masculino a femenino, que la mayoría de las veces representa una fantasía pasajera para los hombres cisgénero.

Y tampoco se hagan bolas, entre las personas trans y la onda andrógina, puesto que una persona trans va más allá de lo momentáneo, pues su género asignado al nacer, es el opuesto al que en realidad pertenecen.

El ser andrógino es más un estilo de vida. “Ese grupo de jóvenes está rompiendo los modelos de donde sale para ser ellos mismos. Apelan al hecho de que siendo varones, tienen elementos femeninos que quieren manifestar o viceversa. Ellos están buscando su propia identidad” menciona el psicólogo y sexólogo José Pando.

Decía Virginia Wolf “es fatal ser hombre o mujer, sin más; se deber ser mujer varonilmente u hombre femeninamente” y nos deja claro que el ser andrógino también va ligado a nuestra forma de ser, el hombre no dejara de ser hombre por expresar ternura como una mujer no dejara de serlo por mostrar fortaleza.

Dejando fuera lo exterior, el look o la pinta que se tenga, tal vez todos tengamos un poco de seres andróginos en el fondo independientemente de la preferencia sexual que tengamos. ¿No?

Este artículo fue publicado bajo el título «Hombre, Mujer o Andrógino» en la edición 103 de Ulisex!Mgzn en 2014.

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