Breve historia de Pancho Valentino, ‘El Matacuras’ homosexuales

Breve historia de Pancho Valentino, ‘El Matacuras’ homosexuales

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(Hidalgo 1919 -Islas Marías, octubre 1975)

José Valentín Vázquez Manrique, conocido en el ring como Pancho Valentino, debutó en la Arena Coliseo en 1942, era un luchador de mediano éxito dentro de las funciones de la Arena Coliseo en los albores de los años cincuentas. Desafortunadamente su humor cambiante y explosivo le impedía colocarse en mejores lugares dentro de las carteleras. Era muy guapo y solía subir al ring disfrazado de torero.

Casado con una norteamericana, descubrió que lo engañaba y la molió a golpes, razón por la cual la comisión de Lucha del D.F. le retiró la licencia para luchar y se mudo a Silver City, donde provocó un zafarrancho tal que ameritó ser expulsado de Estados Unidos y que su pasaporte de doble nacionalidad fuera cancelado. Tenía un hijo de cuatro años, José Manuel Vázquez Ordóñez, que le fue arrebatado bajo embustes a su madre Josefina en Ciudad Juárez.

Desde 1938 Pancho Valentino estuvo preso quince veces. Robo, lesiones, allanamiento de morada, usurpación de funciones, violación y trata de blancas. En presencia de jueces o policías, su madre, Rosa Manrique viuda de Vázquez, repetía entre sollozos: “Debo decirle, señor, que siempre hemos sido muy pobres, pero honrados”.

En la penitenciaría de Lecumberri conoció a su amigo íntimo Pedro Vallejo, «El México» –“Me llaman así porque le hago al baile y a la pachuqueaaadaaa”–, y al ex púgil Rubén Castañeda Ramos, «El Boxeador», quien diecisiete años después, en la vecindad de Tepito conocida como El Paraíso, en Fray Bartolomé de las Casas número 21, rehusaría participar en el asalto. “No es mi arpegio”, dijo. «El México» tenía nueve ingresos a prisión acusado de vagancia, robo, lesiones, trata de blancas y homicidio.

En el D.F. se incorpora a las filas de Jack O´Brien que manejaba a los luchadores de la fallida «Promotores Unidos Mexicanos» en 1956. Es programado en Veracruz en la desaparecida Arena Nacional y deja plantado al público con lleno total, lo cual representó enormes pérdidas, por lo que Pancho se embarcó de polizón a España tratando de darle un giro a su vida, al parecer no mejoró de todo su modus vivendi y regresó a México Distrito Federal.

José Manuel, su hijo, era el único ser al que Valentino profesaba amor verdadero, a diferencia de sus otros tres hijos con diferentes mujeres, de sus amantes y amigos. Ambos vivían en el hotel Terminal de San Antonio Abad, a unas calles de la estación de autobuses Cuernavaca-Acapulco, en el centro de la ciudad de México.

Para 1956, Pancho Valentino vuelve a tener nexos con personas dedicadas al robo y  otras actividades ilícitas, con quienes  empieza a planear un golpe.

Por aquellos años también se había llamar José Izquierdo Domínguez o José Manrique Vázquez o Sergio Montes de Oca. Pancho se relaciona con el torero Ricardo Barbosa Ramírez “El Novillero”, quien acostumbraba frecuentar a un amigo sacerdote con quien pasaba largas horas hablando de toros. Inclusive había ido a varias corridas con el párroco. Valentino poco a poco va trabajando a un sacerdote de nombre Juan Fullana Taberner, párroco de la Virgen de Fátima en la colonia Roma y con el que va creando una relación más allá de la amistad.

El jueves 10 de enero de 1957, Pancho Valentino y sus tres cómplices fueron a la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, ubicada en la calle Chiapas nº 107 de la Colonia Roma, en la Ciudad de México. Una vez allí, le dieron carne envenenada a un perro negro que cuidaba la propiedad. Cuando el can murió, entraron al templo. Pancho Valentino al darse cuenta que fueron descubiertos y que la cantidad del robo no excedía a los 25 pesos somete al párroco y mediante una llave muy bien aplicada lo asesina  para que no lo denuncie.

Según Carlos Monsiváis, “El primer día la prensa sostiene “las relaciones intimas” del cura y del luchador. Luego ya no se menciona este vínculo porque el clero oculta la existencia de sacerdotes gays”.

Valentino, fue capturado  en Querétaro, se le llevó a juicio y se le encontró culpable, dándosele el mote de «Matacuras» y enviado a las Islas Marías donde su vida cambió al conocer a Juan Manuel Martínez «El padre trampitas» a quien planeó asesinar a sabiendas que su situación carcelaria no cambiaría, se acercó al cura y lo llevó de su celda a la capilla del penal en donde vociferaba al por mayor, pero el «Padre trampitas» previamente había recibido una alerta por otro reo, advirtiéndole las intenciones de Valentino, por lo cual, cansado de tantas ofensa para su persona y religión, se envalentonó y retó abiertamente a luchador para que de una vez cumpliera su cometido .

Algo pasó en ese momento por la cabeza de Pancho Valentino que arrepentido se arrodilló ante el «Padre trampitas», implorando su perdón y ayuda para conseguir y la absolución y paz espiritual. A partir de ese momento, Pancho Valentino cambió, asistía y participaba diariamente en las celebraciones eclesiásticas dentro del penal, siempre de rodillas y argumentando que toda actividad que el realizara sería una ofrenda o sacrificio a Dios.

Murió de un infarto en las Islas Marías, en octubre de 1975.

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