
Usualmente cuando hablamos de egoísmo, pensamos que es un excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás. Y aunque sí existe, no quiero enfocarme en ese tipo de egoísmo, sino del necesario, uno positivo.
La forma en la que nos han enseñado la sexualidad ha repercutido de forma negativa en nuestras vidas. Y aunque la lista de estas cosas es muy larga, hoy me quiero enfocar en una sola: el dar y recibir placer.
Esta mala enseñanza no solo viene de nuestras familias o la escuela, sino también de los medios: cuántas veces hemos buscado desesperadamente en las revistas o en internet una respuesta mágica que resolverá todos nuestros problemas sexuales en artículos como: “Las técnicas infalibles que te harán un experto en la cama” “Con estas 5 posiciones la volverás loca de placer” “La guía definitiva para que le des el orgasmo más grande de su vida”.
Cuántas veces nos hemos creído el mito de que es nuestra responsabilidad complacer al otre, de creer que habrá un buen sexo si hacemos lo que el otre quiere o si aguantamos y fingimos que disfrutamos con algo que no nos gusta.
Lo que pasa en estos casos es que no se da placer porque unx quiere, sino porque se TIENE que hacer para confirmar que son buenxs en la cama. Y viceversa: la otra persona, aunque no sienta placer, finge que sí para no hacer sentir mal a la otra persona.
¿Y eso qué problema tiene? …pues lo que pensamos que es “placer”…realmente es presión por ambas partes. Y no creo que la gente disfruta mucho sentir presión, ¿o si?
Yo misma he estado ahí, en el “lado oscuro de la sexualidad”, en donde creía que tenía una responsabilidad para agradar y satisfacer al otro a pesar de mi propio disfrute.
Pero a la larga aprendí que una relación sexual puede ser cosa de dos (o más), pero el cuerpo de uno NO es el cuerpo del otro. Y las sensaciones que sentimos, solo podemos controlarlas nosotres.
El querer complacer sin disfrutar, el creer que habrá buen sexo sin comunicación, o si fingimos o aguantamos algo que no nos gusta, no va a mejorar nuestra sexualidad, sino todo lo contrario: hacer eso solo va a hundir nuestro placer sexual a niveles más hondos que el mismisimo Titanic.
Nos enseñaron a ser tan altruistas en la cama, que preferimos dar placer cueste lo que cueste… aún si lo que cuesta es nuestro propio placer. Y si de por sí ya es laborioso trabajar la satisfacción individual, imagínate tener que trabajar también la del otre.
Si nosotres no nos responsabilizamos de nuestro propio placer primero, nunca vamos a estar satisfechos sexualmente. Y no, tampoco te estoy diciendo que busques tu propio placer y luego no te preocupes del placer de la otra persona. Estoy diciendo que no es beneficioso que sólo te preocupes por el placer del otre.
El egoísmo sexual positivo se trata de eso, de reconocer las prioridades, necesidades y deseos que yo tengo, sin ir en contra de las necesidades de los demás.
Si no quieres darle un oral a tu pareja en ese momento, no lo hagas. Si no quieres tener un encuentro sexual todos los días, no lo hagas. ¿Por qué tendrías que hacerlo? Las personas que de verdad te quieren, desean que estés bien, no que te sacrifiques.
Claro, todo es un equilibrio. A la gente le gusta dar y recibir, pero no se trata de dar con la intención de obtener (ejemplo: me voy a aguantar a hacerle un oral porque yo quiero recibir un oral después). Se trata de pactar y consensuar un intercambio a través de la COMUNICACIÓN.
Si no quieres darle un oral a tu pareja en ese momento, no lo hagas. Si no quieres tener un encuentro sexual todos los días, no lo hagas. Pero puedes comunicarte con tu(s) pareja(s) para ver de qué otra forma se pueden satisfacer mutuamente.
No te voy a mentir, es un trabajo ENOORME ponerte a ti primero para priorizar tu placer. Yo también sigo trabajando en ello. ¿Recuerdas que al principio hablé sobre las repercusiones negativas de cómo nos enseñaron a vivir nuestra sexualidad? pues aquí es donde más se muestran frente a nosotres, porque tenemos que trabajar el desmitificar esas enseñanzas para poder empezar a ponernos como prioridad.
Pero ¿de dónde se empieza? Ciertamente cada persona puede empezar desde muchos ángulos diferentes, pero lo que a mi me sirvió, fue preguntarme “¿Para mi, qué significa priorizar mi placer?”
Yo creo que priorizar mi placer es darme la oportunidad de saber más sobre sexualidad para aprender qué mitos estaba creyendo que debo de dejar de creer. Es dedicarle más tiempo a mi sexualidad porque sé que es parte fundamental de mi vida. Es estudiar mi cuerpo a mi ritmo y empezar a aceptarlo como es.
Priorizar mi placer es cuidar mi cuerpo haciéndome tests de ITS cada 6 meses y pedirles a mis parejas que usen condón. Es poder decir que no quiero hacer algo, o que me hagan algo, cuando no se me antoja. Es tener ganas de hacerle algo al otro porque eso también me gusta a mi. Es poder comunicarle al otro lo que me gusta, sin sentirme rara por hacerlo.
También es muy bueno hacer una lista de qué acciones son las que te impiden priorizar tu placer. (Y ojo: no intentes culpar al otre, la respuesta está en ti)
Poco a poco, cuando vayas trabajando esta lista, te vas a dar cuenta del progreso que has venido haciendo. Verás que tu placer también es importante y tendrás mucha más facilidad para establecer relaciones íntimas con une misme y con los demás.
