Lo que debes saber antes de inyectar silicón en tu cuerpo

Lo que debes saber antes de inyectar silicón en tu cuerpo

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El pasado 17 de octubre, al abrir mi Instagram me encontré con la carta del albacea de Tank Heathcliff Hafertepen. Tank era una celebridad de redes sociales con más de 11 mil seguidores, originario de Australia. Se mudó a EUA para vivir con Dylan, su “máster”. Juntos construyeron una relación de 8 años; eran parte de una manada, es decir cuyos integrantes responden una relación poliamorosa con sus respectivas reglas.

 

Tank fue voluntario en “Lifelong AIDS Alliance”, una organización civil que provee techo y comida para personas afectadas con el VIH. Fue muy conocido por su sensibilidad y gran corazón pero podemos decir que arrasó en las redes sociales por la impresionante transformación que emprendió en su cuerpo subiendo de 100 a 138 kilos en un lapso de seis años.

Tank, antes y después.

Seguir la vida de Tank era fácil, compartía en Instagram algunas fotos y aparecía en el newsletter de Dylan llamado “Noodles & Beef” junto con otros “Pups”. Un aspecto particular  en sus publicaciones y fotos era la masculinidad en superlativo; como quien dice “con esteroides”, muchos pelos, muchos músculos, muchos colores brillantes y fiestas interminables en diferentes partes del mundo.

El asunto

Así como Carlos Marx dijo que la religión es el opio del pueblo, parece que la masculinidad es el opio de los Gays: nos controla y nos llena de reglas y estándares que debemos consumir adoptar y adherir casi aunque nos cueste la vida.

Tank.

Harder, faster, better... siempre necesitamos más, ser más musculosos, más altos más delgados. Entonces nos parece común que jóvenes aparentemente saludables mueran entre los 25 y los 28, sin que a pesar de la frecuencia sepamos cuál es la magnitud de la situación.

Tank.

Toma relevancia el preguntarnos ¿de qué nos estamos muriendo? Aunque el albacea de Tank no especifica las causas de su deceso y alude a una enfermedad pulmonar mal diagnosticada, es de llamar la atención las similitudes que tiene con otros casos.

Tank.

A finales del año pasado murió Víctor Galván quien vivía en la ciudad de México y también era una celebridad de Facebook. Voluntario de distintas causas, en varias ocasiones viajó a San francisco, donde Tank, Dylan y los otros “pups” vivieron un tiempo. Ahí, durante el Folsom Street Festival he visto una docena de personas con el mismo perfil. La coincidencia más grande entre Víctor  y Tank es que ambos murieron repentinamente de complicaciones pulmonares.

A la muerte de Víctor precedió la de otros chavos menos famosos en México; y a la de Tank, cuando menos la de uno muy conocido en los Estados Unidos. El hecho es que existe una tendencia creciente de transformarse entre los hombres gays jóvenes, ya sea de forma natural o, preocupantemente, con alguna intervención. Además de las implicaciones en salud, cambiar drásticamente la forma del cuerpo puede tener repercusiones en la forma en la que te relacionas en el ambiente familiar social y de pareja.

Y si bien cada quien es responsable por lo que hace con su cuerpo, todos deberíamos tener acceso, por lo menos, a la información. Tomando en cuenta de que ciertos procedimientos están creciendo rápidamente en popularidad, es alarmante que aún no encontramos datos confiable, por ejemplo, sobre los efectos de inyectarse silicón, bótox o solución salina en los testículos y pene.

¿Hágalo usted mismo?

En la actualidad podemos encontrar varios sitios web que llamaré “clubs” virtuales donde personas de Canadá, Estados Unidos, Londres, Francia y algunos países de Latinoamérica comparten sus fotografías, sus logros en el proceso de crecimiento y sus consejos. En estos mismo clubs se publican guías tipo “hágalo usted mismo” (DIY).

Sobre la inyección de silicón y solución salina, se habla misteriosamente de dos proveedores: uno en Europa y otro en Tijuana para poder acceder a las sustancias. Justo el de Tijuana es un médico al quien han acudido personas de todas partes del mundo. El doctor “M” cobra mas o menos 500 dólares por 150 cc de silicón en el escroto y el vendedor europeo vende 1 cc por dos euros en empaques sellados de 100 cc. El paquete contiene agujas y material; sin embargo, a decir por los usuarios del club de “crecimiento”, es mejor comprar otro tipo de agujas para disminuir el riesgo por si se perfora alguna vena; ya que de no percatarse podría resultar mortal inmediatamente.

En la red se puede encontrar información; sin embargo, la mayoría es de fuentes difusas o de la experiencia del usuario. Lo más importante que debemos saber es el material que envían no especifica su origen componentes o fabricación. Inyectarse silicón puede ser mortal. Una vez en el cuerpo, puede migrar generando necrosis (muerte del tejido) o infiltrarse en las venas provocando tapones mortales para tu cerebro y corazón (embolia y trombosis). Además, dado que es un procedimiento permanente, retirarlo del cuerpo costaría más de 14 mil dólares aunque no hay garantía de los resultados finales.

Los biopolimeros, al ser productos no autorizados, pueden tener múltiples presentaciones para evadir inspecciones de Salud.

Meterse algo desconocido en el cuerpo

En los mismos foros o “clubs de crecimiento” se puede leer situaciones como infecciones durante los primeros días de la aplicación por la contaminación en los procedimientos al ser realizados en casa.

El integrar estos productos tiene diferentes riesgos, al no contener ninguna información pueden estar elaborados con distintas sustancias que podrían resultar tóxicas o generar reacciones alérgicas es de considerarse la reacción del cuerpo a un agente extraño externo como puede ser el silicón inyectado también conocido como biopolímero, este desencadena una reacción inflamatoria la cual se convierte en crónica por su persistencia entre los tejidos.

Así mismo se forman granulomas y el tejido alrededor de la sustancia se endurece generando fibrosis, este es el proceso de encapsulamiento en el que el cuerpo intenta aislar la sustancia, la reacción inflamatoria se caracteriza por ardor, calor, rubor o enrojecimiento de la zona donde se aplicó.

En la medida que la sustancia sea mayor, mayor será el riesgo de migración hacia el pubis u  otros tejidos que puede resultar en necrosis de la piel y el tejido graso o la filtración en los vasos sanguíneos provocando trombosis o embolias.

Mi objetivo no es satanizar esta práctica que ya es popular, sino exhortar a los profesionales de la salud a que den a conocer las implicaciones, además de proveer mejores prácticas en los procedimientos, para no poner en riesgo nuestra vida.  El sistema de Salud también debe estar preparado por si acude alguien con un problema derivado de esta práctica, en decir que sepan qué hacer. Un amigo de Víctor lamentó: “el problema fueron los médicos ya que a `J`, que vive en Europa, le pasó lo mismo pero ahí sí supieron qué hacer y le salvaron la vida. Lástima que en México no tenemos la misma suerte”.

Tank y Víctor eran hermosos, no sólo físicamente si no de gran corazón y a todos nos dolió mucho su partida. También sus cuentas en Instagram desaparecieron después de su muerte y eso duele más definitivamente. No necesitamos ocultar lo que está pasando ni borrar perfiles en redes sociales. Lo que necesitamos es más información, amor y aceptación. Porque lo bello de Victor y Tank no radicaba principalmente en lo que podíamos ver. Aceptar y decir “yo también persigo esos estándares (inalcanzables) de belleza y masculinidad” es el primer paso.

Adiós al Mister Master Leather, Víctor Galván (1980-2017)

Biopolímeros, causantes de la muerte de otra reina de belleza trans

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