MONTERREY.- Colectiva Luciérnagas presentó el ciclo Permanente de Cine de Género en el espacio de Horacio en Bicicleta con el objetivo de incentivar el diálogo, reflexionar y extender la sensibilidad del contexto a nuestra situación social sobre la percepción de género, por ahora en ésta primera sesión se trató respecto a culpabilizar a la víctima tras una agresión/violación/impertinencia con el argumento de que la misma “lo provocó”.

Iniciaron con una lectura sobre la declaración del Procurador de SLP Federico Garza tras “el accidente” que lamentablemente terminó con la vida de Karla Pontingo, el cuál su respuesta como autoridad fue “No es feminicidio si la conducta de la mujer provoca el asesinato”.
Posterior se proyectó «The Accused» («Acusados»), cinta de 1988 dirigida por Jonathan Kaplan y protagonizada por Jodie Foster y Kelly McGillis. Ganadora de un Oscar y un Globo de Oro.
Esto debe ir más allá de la empatía, por eso mismo el hecho de entender el suceso no es suficiente:
“Te peleaste con tu pareja, y de tantas veces que han sucedido ya perdiste la cuenta; empiezas a notar que cada vez es más insano permanecer en esa relación, pero por lo pronto la esperanza de que el tiempo podría curar a que el estrago sea menos amargo decides reunirte con una amistad en un bar más tarde, en la noche; cenas, bebes tu alcohol favorito, te echas unos cuantos toques de marihuana y la conversación ha resultado como haber ido a terapia, sencillamente te sientes libre de no estar combatiendo con celos, reclamos, presiones, hostigamiento e incluso acoso… Por ahora en ese bar los ojos son muy alegres y tu cuerpo quiere divertirse, gozas un rato del preámbulo de la seducción y resulta que con quien vienes conoce del calificativo “amigos\as” a tu próxima presa. O bueno, así parece.
Esta persona tiene cara y cuerpo que tú decidas, la inteligencia que más te agrade, temas de conversación que te interesan, y sinfín de adjetivos que llamen tu atención; te invita a jugar, y te das cuenta que ya había más miradas sobre tí, las personas asumen que te gusta “llamar la atención” quizá porque sonríes con mucho carisma, o por tu sentido de la moda, o porque simplemente disfrutas la estancia, la compañía y fluyes con eso.
Resulta que quién tiene el turno en la rockola pone una canción que te enciende y de estar jugando ping ball prefieres lanzarte a la pista y bailar, tratando de hechizar a tu ligue con tus mejores pasos, sin embargo, la magia fue tan poderosa que inmediatamente te siguió para plantarte un beso, pequeñito, de piquito, y le correspondes porque pues no es la gran cosa; está tan cerca de ti que puedes sentir muchas partes de su cuerpo sobre la ropa, y te resultó incómodo; quieres bailar, no fajar. No obstante, no entiende la indisposición a la inmediatez… y te sujeta contra tu peso para continuar con sus besos y agarrones completamente a la fuerza.
A tu alrededor lo toman como un acto de espectáculo e incitan a que vaya más allá, a que te toque más abajo, por detrás, y por obvias razones luchas para quitarte de encima ese cuerpo, pero, para tu sorpresa, llega alguien a ayudarle tomándote de los brazos, pasando a que la agresión empiece a arrancarte la ropa… gritas “¡NO!” aunque logra calentar más la agresión; porque aunque lo digas significa que realmente eso quieres.
¿Cómo te sientes? ¿En qué piensas?
Para los observadores, desde que entraste al bar, tú lo buscaste… igual no ocurrió como esperabas, pero eso querías, o bueno… así pareció. Aparte andabas con toda la actitud, misma que ha estimulado a que eso te ocurriera.
¿Sí te acuerdas lo que te pusiste para salir?
¿Ya te fijaste cómo eres al momento de interactuar/socializar?
¿Con quién andabas? ¿En dónde? ¿A qué hora? ¿Tomaste? ¿Drogas?
Por ahora a veces ya ni sabes en quién confiar (?)
Qué feo. En serio, no entiendo “por qué te pasó”.
Agobiante experiencia, no te queda más que superarlo… ¿qué no?
¡¿Justicia?!
Pues te aseguro que hay mucha, pero bastante presión social sobre el tema, pero si quieres contar tu historia para hacer justicia, te aviso que ya muchos\as son expertise y opinaran hasta cansarse los dedos (o la saliva) y harán suposiciones, simulaciones y hasta dramatizaciones para hacer entender que fuiste tú quien decidió llevarlo al extremo… Pero créeme aunque hay mucha indignación, también tienes a bastantes personas para apoyarte durante todo el proceso legal, que claro, requiere invariablemente de una educación intensiva de feminismo y dejar atrás aquello que nos está matando.”
Por eso que con mucha pasión y entusiasmo Colectiva Luciérnagas nos invita a encontrar en el cine ese retrato de esa realidad, para aperturar el panorama de la Alerta en Violencia de Género en Nuevo León, donde actualmente se dedican a la gestión de éstas actividades, extendiéndose la invitación a sumarse y crecer culturalmente; pronto publicaremos los próximos títulos, para que estés muy pendiente.