
MONTERREINA.- Miles salieron a las calles por segunda ocasión para celebrar el orgullo gay, protestar contra la discriminación y exigir los Derechos pendientes para la población LGBT, en la capital de Nuevo León, convocados por Movimiento por la Igualdad Nuevo León.
El recorrido, fue el tradicional, desde la Estación del Metro Anaya, hasta la Explanada de los Héroes, pero la afluencia fue aún más abundante.

Entre tráileres, coches y miles de personas, el río arcoiris cruzó el corazón de Monterrey. El recorrido estaba marcado en cada poste con una bandera de la Diversidad.
Los jóvenes siempre son mayoría, pero se hace visible la participación de las familias diversas y de los antros, que fueron más presentes que en la Marcha de la Diversidad del 16 de junio pasado.

En la calle se podían oír los mismos cánticos que en la primera marcha, las mismas consignas, en la exigencia de los mismos derechos y muchas de las mismas personas que habían marchado una semana antes.
Al llegar a la gran plaza, donde se ubica el Palacio de Gobierno Estatal, aquel que los invitados videobloggers de la primera marcha, confundieron con el municipal, porque no sabían ni donde estaban; los marchantes pudieron encontrar un gran escenario, con iluminación, sonido y pantallas, donde una de las ‘estrellas’ invitadas dio la nota escandalosa del evento.

Lorena Herrera, tras bajar del escenario, realizó declaraciones a la prensa de espectáculos señalando malos tratos y mala organización «Aunque la organización ayer fue mala; pues el micro no funcionaba, las pantallas tampoco, los monitores apagados, mutearon la última canción y ni botellas de agua en el camerino, quitaron el crédito para alimentos en hotel y el transporte no nos llevó al aeropuerto», publicó en Instagram.

No faltaron las comparaciones por parte del público entre Lorena Herrera y Morgana Love, mujer trans y cantante de ópera quien fue coronada como la Mariscal de la Marcha.
Quedaron en las redes, cientos de reflexiones a propósito de ésta y la movilización LGBT del 16 junio. La división mostró al activismo local desde otra perspectiva. Las conclusiones al respecto fueron tan diversas como la concurrencia a cada una de las marchas.
Fallaron las suposiciones ingenuas de que el relevo generacional en el activismo local podría darse a través de una cesión de poderes LGBT, como en un certamen de belleza trans donde se corona a una nueva reina. Fallaron y quedará como experiencia que este tipo de pretensiones politiqueras, sólo conducen a la división.