
No se ofendan, pero el abuso es a su inteligencia y fue autoinflingido, desde que asumieron la autoproclamada condición de influencers de estos personajes que ahora andan cancelando.
Como todo fenómeno mediático, sus efectos a mediano y largo plazo, podrían ser totalmente distintos si se cambia el marco de referencia, es decir, la idea a través de la cual comprendemos un elemento de la información. En este caso el ‘quién’.
Comprender al «quién» como influencer y no como youtuber les habrá conferido mucha de esa influencia que hoy le dicen inmerecida.
Es así que el ímpetu cancelativo que hoy invade, exhibe por contraste, el nivel de conciencia de los humanos actuando en bola. Porque aquí existe complicidad. Oh sí.
¿De quién? Los que vieron, aprobaron, siguieron y compartieron el contenido donde quedó registrado el abuso.
Peor aún, los casos en los cuales, no fue el público, sino las víctimas, quienes exhibieron dicha situación.
En fin, la hipocresía.