BANDA ACEH.- En gran parte de Indonesia, la homosexualidad no es considerada un delito. Sin embargo, y desde el año 2001, la semi-autónoma provincia indonesia de Aceh es regida por leyes islámicas (ley sharia), por lo que en el 2015 adoptaron una medida que castiga las relaciones homosexuales con, al menos, 100 latigazos.
Sólo el año pasado, el gobierno de Aceh castigó a 339 personas por crímenes que van desde apostar hasta cometer adulterio, pero el azotamiento de dos hombres gays en mayo de este año frente a 3,000 personas, llamó la atención de la prensa y de asociaciones internacionales.
Debido a tan mala fama que se le ha venido adjudicando a Indonesia por culpa de esta provincia, y por la presión a la cual se vio sometida el gobierno indonesio por la Human Rights Watch, el gobierno de Aceh decidió que ya no castigará a homosexuales en público, pero sí tras puerta cerrada, lejos de los medios y de cualquier cámara.
De hecho, el presidente de Indonesia, Joko “Jokowi” Widodo, ha defendido los derechos de la comunidad LGBT+ en su país. En el 2016 declaró que «la policía debe actuar contra cualquier crimen de odio, pues no debería haber discriminación hacia ninguna persona».
Pero, tomando en cuenta que gran parte de la población es de religión islámica, cualquier medida que ha tomado el gobierno se ha visto inutilizada: dirigentes gubernamentales han pedido que se censuren emojis con contenido LGBT+ e incluso que se prohíba a la app de encuentros gay Grindr.
La situación para la comunidad LGBT+ en Indonesia es preocupante: recientemente, un jefe de la policía de la provincia de Java Occidental, anunció sus planes para desplegar una fuerza armada cuyo único operativo será identificar, perseguir y castigar a ciudadanos LGBT+.
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