
POLKTON.- Jennifer Ann Jasmaine, reclusa del Correccional Lanesboro ubicado en Carolina del Norte, está demandado a la cárcel por prohibirle el derecho de practicar su religión dentro de la institución.
Jennifer, una mujer trans practicante de la Wicca, se considera a sí misma como una bruja, y exige a la prisión una dieta vegana, una varita, cartas de tarot, velas y una túnica negra, además de acceso al «Libro de las Sombras» (su texto sagrado) y a poemas rúnicos.
«La religión de Jennifer Ann Jasmaine no sólo es su religión, es su estilo de vida», puede leerse en la demanda.
Además, la demanda alega una injusta desigualdad entre la religión que Jennifer y practica y la religión de la mayoría: «Mientras que a los reos católicos se les permite ir a misa hasta seis veces por semana, a Jennifer sólo le han permitido celebrar sus ritos ocho veces por año».
El correccional Lanesboro tiene mala fama: se le pidió a Jennier Ann Jasmaine que se declarase rastafari o budista, pues sólo así la prisión consideraría darle comida de una dieta vegana.
La presa, sin embargo, lleva 60 infracciones leves y medias en los cuatro años que lleva dentro de prisión, lo cual, según autoridades de la cárcel, «no ayuda mucho a su causa».
¿Será que las autoridades carcelarias de Carolina del Norte necesitan una capacitación en derechos humanos?
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Con información de pinknews.co.uk