El consumo excesivo de bienes y servicios es la causa del 60 por ciento de todas las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero (GEI) según un estudio de las emisiones de efecto invernadero en 79 ciudades de los Estados Unidos.
La mayoría de lo que consumimos tiene plástico, lo cual contribuye a la emisión de Gases de Efecto Invernadero desde la extracción de los recursos para producir plásticos (combustibles fósiles), su fabricación, su transporte, hasta su disposición final.
Posteriormente, este plástico al convertirse en residuo emite metano y etileno por exponerse a la radiación solar en agua o aire. Pese a eso, cada año se producen en el mundo 380 millones de toneladas plásticas para diversos usos; de los cuales, 12.7 millones llegan a los océanos afectando el ecosistema muchas veces de manera irreversible.
Los productos de origen animal contribuyen alrededor del 60 por ciento de las emisiones de GEI globales relacionadas con los alimentos. La carne y los productos lácteos contribuyen en mayor medida al cambio climático además de que propician la pérdida de biodiversidad.
El sistema alimentario es responsable del 80 por ciento de la deforestación actual de los bosques con mayor biodiversidad del planeta, siendo la expansión de la ganadería y la producción de forrajes la principal causa de tal destrucción.
El consumo de pescado crece más que la tasa de población mundial. Los océanos son explotados de forma desenfrenada. Debemos proteger nuestros océanos, ya que tienen un papel central en la conservación del equilibrio de nuestro planeta y en el combate al cambio climático.
La industria tecnológica promueve la obsolescencia programada que propicia la sustitución de productos en lugar de la reparación. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que México encabeza la lista de los mayores generadores de “basura electrónica”. Cada habitante genera 3.2 kilogramos en promedio anualmente, es decir, más de mil toneladas de basura electrónica de la que menos del 17 por ciento es reciclada.
El impacto de la ropa y calzado es cada vez mayor en la salud del planeta. Cada año se fabrican 100 mil millones de prendas de ropa. En promedio cada persona compra 60 por ciento más artículos de vestir que hace 15 años y los conserva la mitad de tiempo. Este proceso genera el 8 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Debemos transformar nuestros hábitos de consumo bajo la premisa de consumir menos y mejor. Para ello, podemos optar por el consumo local, así como evitar comprar nuevos productos mediante la reutilización, reparación, renovación o intercambio de lo que ya tenemos en casa.
Fuente: GreenPeace México
Prácticas que parecen buenas pero que dañan al Medio Ambiente