(Córdoba, Veracruz septiembre de 1954-Guanajuato 28 de junio del 2016)
Carlos, estudió la licenciatura en arqueología con especialidad en la iconográfía. Fue maestro en Ciencias Antropológicas con especialidad en Arqueología por la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana, y estudió la Maestría en Restauración en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guanajuato.
Fue pareja del pintor Pedro Rosas, siendo generoso con sus recursos y tolerante con las groserías y travesuras de Pedro a quién sobrevivió continuando la amistad con varios de sus amigos y allegados, cultivó la amistad con muchas personas como Braulio Peralta, Miguel Angel García Cano, Agustín Ramos.
Gustaba de la buena vida, era excelente chef y sabía apreciar la buena comida y los vinos. Gustaba de dar paseos y recorridos con sus amigos, en sitios arqueológicos, solidario con creadores y artistas gays a quienes invitó a colaborar con obra para el museo de sitio de Plazuelas.
También trabajó en los proyectos arqueológicos Tula (1976-1977), Gasoducto (1978-1979), Caracol (1979) y en el Atlas Arqueológico de Guanajuato, con el Centro Regional Guanajuato-Querétaro.
Ingresó al INAH en enero de 1980 y fue coordinador del Proyecto Arqueológico Plazuelas desde 1998, responsable del sitio entre 2006-2007 y 2012-2016, y desde 2012 fue responsable de la Zona Arqueológica de Peralta, en el municipio de Abasolo.
Entre sus estudios destacan “Las maquetas de Plazuelas, Guanajuato”, publicado en la revista Arqueología Mexicana, serie tiempo mesoamericano IV, Vol. VIII, Núm. 46, (Editorial Raíces, México, noviembre-diciembre 2000).
Además de “Petroglifos de la cuenca media del Lerma”, en coautoría con Rosa Brambila, incluido en el libro “Expresión y memoria: pintura y petrograbado en las sociedades del norte de México”, coordinado por Ana María Crespo y Carlos Viramontes (INAH, 1999), entre otros.
Dictó varias ponencias como “Los caracoles de Plazuelas, Guanajuato”, con María Elena Aramoni en el III Congreso Internacional de Circuncaribe, ciudad de Panamá (2000), y participó en el IV Congreso Centroamericano de Antropología en Xalapa, Veracruz (2002) y en el IV Coloquio Guatemalteco de Arte Rupestre, en la ciudad de Guatemala (2003).
El año pasado participó, en el montaje de la muestra “Guanajuato. Arqueología revelada”, en el Museo de Arte e Historia de esa entidad, en la ciudad de León, que retomó varios años de investigación en zonas arqueológicas del estado.
Era muy querido en Plazuelas, por toda la labor que realizó en ese sitio, era para los niños de es lugar como su «padrino honorario». Era muy reservado con su vida privada, en muy pocas ocasiones comentaba de ella. El descubrimiento que realizó como arqueólogo en Plazuelas revitalizó económicamente a esta población y le dió un futuro, además de darle continuidad histórica a Guanajuato hasta la época prehispánica.
Falleció a causa de una neumonía, que empezó como una tos, murió en su «Casa de la Luna». Ante el escueto comunicado del INAH, la población de Plazuelas se volcó a darle un sentido último homenaje a quién llevó un pasado, un presente y un futuro a esa región de Guanajuato.
Fuentes
El_INAH_debio_hacerle_un_homenaje_…