PARÍS.- Tras la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024, gran parte de la conversación acerca de la XXXIII Olimpiada sigue girando en buena medida, en torno a la indignación de diversos grupos religiosos, algunos fundamentalistas, en diversas partes del mundo, a propósito de la supuesta desacralización que se hizo del pasaje bíblico de la última cena, representada originalmente en en la pintura de título homónimo y cuyo autor es Leonardo DaVinci.
Ante los reclamos de amplios sectores de la derecha, el Comité Olímpico, tuvo que aclarar que la representación en la apertura de los JO, no se trató de una burla a las creencias cristianas, sino que en realidad fue la representación de una festividad pagana evocando con personajes reales a una obra artística, se trata de «El Festín de los Dioses» del pintor Jan van Bijlert.
¡Así como leyeron! ¡Incultos!
Thomas Jolly, el director creativo de las ceremonias de apertura y clausura, explicó en una entrevista con BFM TV que la intención era celebrar a Dionisio, el dios del vino y la fiesta, y no ofender a nadie. “Creo que quedó bastante claro. Allí está Dionisio, que llega a la mesa… ¿Por qué está allí? Porque es el dios de la fiesta, del vino y el padre de Sequana, la diosa del río Sena”, comentó Jolly.
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024 emitió una disculpa y aclaró que la performance buscaba representar una gran fiesta pagana vinculada a los dioses del Olimpo, y no tenía ninguna intención de burlarse de las creencias religiosas. Jolly añadió: “Nunca encontrarán en mí ningún deseo de burlarme, de denigrar nada en absoluto. Quería una ceremonia que reparara y reconciliara”.
Aunque Jolly no mencionó una obra de arte específica, historiadores del arte han identificado “El festín de los dioses” (c.1635-1640) del pintor neerlandés Jan van Bijlert como la pintura representada durante la inauguración. El historiador del arte Walther Schoonenberg señaló en un hilo en su cuenta de X: “Se representó un cuadro viviente. Apolo, el dios del sol, es reconocible por el halo, y Baco por las uvas en su cabeza”.
Este incidente subraya la importancia de comprender el contexto y la intención detrás de las representaciones artísticas. En este caso, se trataba de celebrar la diversidad y la riqueza cultural, no de ofender a nadie.