
Apreciable tío Gamborimbo, mi novio es un chico muy apasionado y le fascina la política. Yo creo saber un poco menos que él, pero la neta si estoy al pendiente de mi país. Todo se fue al carajo cuando ganó López Obrador, pues mi novio, es totalmente antipeje y apoyaba al mentado Anaya. Estaba de mal humor ayer que regresó de su trabajo y se quejaba del transporte público, traté de contentarlo diciéndole que «todo iba a estar mejor con López Obrador» y que yo había votado por él. Se puso como loco y me pidió que dejara el depa. Ayúdame tío, ¿qué puedo hacer? Andrés, Guadalajara, 26 años.
Antes que todo, detente a pensar en por qué tu novio homosexual votaría por un panista o por qué tú, igual de gay, votarías por alguien quien propuso que se sometieran a consulta los derechos de ustedes mismos, eso sí es una aberración.
Pero no habiendo mejores opciones y baliendo berga la bida, se tenía que votar por alguien, y como en el sexo, es mejor quedarse adentro que afuera.
Luego entonces, para evitar cuestionamientos y suspicacias al respecto de decisiones electorales tan chisquiadas, existe el derecho a la secrecía del voto, gracias a la que cualquier mexicano, más o menos informado, puede vivir con la conciencia relativamente tranquila, si AMLO transforma a México en Haití o si alguien tiene que tragarte su propio discurso antipeje luego de que perdió tu candidato Ricky Riquín, El Bronco o Meade.
Muchos mexicanos se han dedicado a cacaraquear su voto y ahora vemos comadres enfrentadas, familias divididas y parejas resentidas, tal como les ocurre a ti y a tu novio, sólo porque no pudieron cerrar el pico.
Ahora bien, para solucionar tu problema intrafamiliar, te aconsejo aplicar la vieja táctica porfiriana del «Pan o Palo», usada en México desde hace más de 100 años para subsanar diferencias políticas de esta naturaleza.
Pero no te hagas bolas, no tendrás que violar los Derechos Humanos de nadie para hacer las paces con tu novio y evitar que te eche a la calle, ya que sólo necesitas contentarlo con un delicioso pastel o un contundente palo. Por que no hay diferencias ni pleitos que no puedan subsanarse con sexo o con azúcares y carbohidratos.
Tú también pide consejo al Tío Gamborimbo.