“La libertad es ante todo responsabilidad” dice el filósofo Jean Paul Sartre, pues si un acto provoca dolor, no es un acto de libertad sino de violencia. Hoy gracias a que la discusión se ha abierto en torno a la sexualidad se habla de amor libre y poliamor, cuya principal característica es la no posesión del otro, desde su cuerpo hasta su personalidad.
Sin embargo esta no posesión también ha sido subsumida por el capital, para comerciar con ella, como si la sexualidad fuera algo desechable, un producto, algo que puedes tener cuando quieras y de forma instantánea, como si fuera pizza, ya sea que ingreses a Grindr, que el antro sea tu capilla, que vayas a lugares de crusising o que tus encuentros sexuales sean casuales y sin afectividad. Que quede claro; no pretendemos censurar estas actividades, pero sí subrayar el hecho de que el status quo ha sabido capitalizar esta revolución queer, para hacer que lo más intimo de nosotros se vuelva un producto; el cuerpo y la sexualidad.
Al hablar de poliamor hay que pensar en la llamada responsabilidad afectiva, pues a pesar de que las relaciones sean polígamas, existe la responsabilidad tener en cuenta las emociones del otro y hacerlo sentir amado, sólo así podemos hablar de amor. Aquellas relaciones que usan la máscara del poliamor para satisfacer necesidades sexuales sin ocuparse del ámbito afectivo, están basadas en la utilidad y por lo tanto no son libres.
Este contraste es necesario para reflexionar sobre nuestras afectividades, ¿qué queremos? Qué pedimos? Y ¿qué estamos dispuestos a dar?, son las preguntas clave antes de empezar una relación del tipo que sea. Se necesita de la misma honestidad y responsabilidad que la que precisamos cuando salimos del clóset, pues sólo así viviremos libres.
El amor, cuya etimología latina es a/sin, mor/ muerte, (sin muerte), es un hydra a la que le crecen tantas cabezas como formas de vivirlo tiene, por eso, para ser libres, es importante ser heroicos y respetar el papel que le dimos a aquellos que forman parte de nuestra vida afectiva, sea una relación monógama o poliamorosa.