La llegada de la denominada “cuarta transformación” de México tras el triunfo de Andrés Manuel ha dejado un muy mal sabor de boca no sólo entre sus detractores, sino pero aún, entre los que alguna vez se sintieron cobijados por el tabasqueño y que hoy en día el ataca sin cesar para aparentemente distraer la atención de las malas gestiones de su mandato aún en curso.
Desde su llegada a Palacio Nacional, suntuosa residencia de los antiguos gobernantes. AMLO comenzó a atacar a sus rivales políticos de la derecha, asunto relativamente normal y casi tradicional en México, sin embargo la violencia pronto pasó a sectores que ni la deben ni la temen.
A las pocas semanas, al ver que los Medios de Comunicación no se doblegaron al nuevo partido en el poder, el tabasqueño y sus aliados no dudaron en comenzar una campaña de desprestigio en contra del gremio periodístico.
Los padres de niños con cáncer que exigen medicamentos para sus infantes ya también han pasado por las mañaneras en donde se les acusó de ser un grupo pagado por la “derecha” y empresas farmacéuticas, dejando de lado el verdadero ŕoblema, la escasez de fármacos para los pequeños.
Las clases medias igualmente fueron destrozadas por el tabasqueño, algo irónico debido a que tal clase social votó en su mayoría por el ahora inquilino de Palacio y que con justa razón ahora no sólo se siente atacada sino traicionada por un “proyecto de nación” que lejos de mejorar la situación, ha empeorado la calidad de vida e incluso criminalizado el hecho de aspirar a mejores oportunidades, tratando una vez más la 4T de convertir a la pobreza, en un valor moral.
Otro de los sectores más vulnerados recientemente es el de la comunidad LGBT+, el cual fue “arropado” por la campaña de la coalición “Juntos Haremos Historia”, pero que al poco tiempo de ganar en urnas fue alejado del proyecto de Morena y secuaces.
Tal ha sido la desesperación, en las oficinas de Palacio, que pareciera que cada vez se buscan más enemigos ficticios, a los cuales culpar del estancamiento que vive México, debido a un pésimo manejo de la economía, los recursos, las energías y la pandemia.
Tal asunto se convierte en alarmante, ya que la pregunta ahora es: ¿Quiénes serán los siguientes?, sobre todo ahora que las dudas se han disipado y se ve claramente a un gobierno que desea a toda costa dividir y enemistar entre ellos a los sectores poblacionales.
Ante tales abusos, generados por la probable embriaguez de poder, en gente rencorosa y poco preparada, solo queda buscar, o en su defecto crear nuevos espacios de organización donde se generen movimientos reales de unidad y cambio en un México que en tres años de gobierno falsamente de “izquierda” está dañando como nunca el tejido de la unidad nacional.