Un pequeño apunte sobre lo natural:
“Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc».
Así define la real academia de la lengua española a la palabra ideología. Más cercano a lo que la Iglesia Católica y sus ignorantes huestes plantean como “lo natural”, que a la defensa de los derechos sexuales y reproductivos que se plantea desde el Estado laico y democrático. La biología, la genética y la naturaleza, no responden al capricho de nadie, sino por el contrario, lo determinan. No existe, ni existirá quien pueda convertir el agua en vino.
Que Esteban Arce o el señor Dabdoub, digan que lo natural es la sexualidad binaria, no revela más que lo ya muy dicho, la ignorancia es temeraria. En la naturaleza, ajena a la ideología de género impuesta a sangre y fuego por la religión cristiana, existen seres vivos cuya sexualidad supera, por mucho la simple dualidad; un ejemplo son los hongos mucilaginosos que pueden llegar a tener hasta 500 sexos distintos, o seres para los cuales es necesaria la interacción de tres individuos en pro de lograr la reproducción exitosa. Conocemos, también, especies de anfibios que son capaces de cambiar de género a voluntad, ya sea que encuentren a un macho o una hembra en su camino.
Más de 200 especies, según se ha observado, no solo presentan sino que consciente la homosexualidad y la bisexualidad entre sus congéneres. Un ejemplo claro son las parejas del mismo sexo entre los pingüinos, que no solo forman parejas monógamas, sino que, a través de la adopción, forman familia homoparentales, que se ocupan desde el cuidado de los huevos, hasta la crianza de los polluelos. Esos individuos homosexuales, no se convirtieron en ello debido a la “propaganda homosexual”, pero tampoco enfrentan una ideología de género religiosa que incite a sus congéneres a asesinarlos, ni golpearlos por la calle.
«Ideología de género», si somos realmente estrictos y medianamente informados, es el conjunto de ideas basadas en la moralidad religiosa judeocristiana que determinan la sexualidad binaria como la única posible, y la familia tradicional como la única válida, pues, como ya dije, esto se basa en un conjunto de ideas, provenientes de un proceso político que decidió –a conveniencia- cuales libros entrarían en ese compilado literario que hoy llamamos Biblia (surgida del concilio de Hipona, en el año 383), supuesta palabra revelada, cuyas hermosas metáforas, hacen tierra fértil para enajenar al ignorante.
No hay que confundirnos, no hay que ser mentirosos, pues el amor por la verdad es parte fundamental de la doctrina cristiana. Sería mejor apelar a la sinceridad y a la argumentación política, declarando abiertamente que es una cuestión de odio y no de defensa de lo natural, lo que les lleva a atacar a la diversidad sexual e intentar imponer su religiosidad por encima del Estado laico. Es una cuestión de poder, de imponer una ideología religiosa por sobre la verdad natural. No existe la heterosexualidad como norma natural, más allá de las mentes ideologizadas e ignorantes de quienes se dejan engañar por el purpurado.