
Desde pequeña, me sentí diferente. Mi mamá continuamente me regañaba diciendo que debía portame como las niñas de mi edad. Para ella, siempre había un detalle en mí que delataba que no tenía modales o como ella me lo decía, me hacía lucir «machetona».
La verdad es que con el paso del tiempo y mi llegada a la secundaria, no sólo ya había reafirmado mi personalidad, sino que además estaba segura de algo: Me gustaban mucho los chicos… luego descubrí que también las chicas.
En primer año de secundaria, conocí a Daniel, un chico muy simpático y deportista. Jugaba, voley, fut, basket, lo que fuera que se jugara con pelota. 💜💙💛Daniel, era, y hasta la fecha es, muy guapo y como a mí me gustan los chicos guapos, nunca le quitaba los ojos de encima cuando salía a jugar en la clase de Educación Física. 💜💙💛
Daniel, me prestaba mucha atención, ya que a diferencia de muchas chicas de mi grupo, yo no temía jugar deportes con los chicos. De hecho, era mejor que muchos de ellos.
Un día, los chicos de otro grupo en la secundaria, retaron a los de mi grupo a un partido de futbol, fuera de la escuela. Como la cancha elegida para el duelo, estaba muy lejos y no sabía exactamente la ubicación, Daniel, se ofreció a pasar por mí para llegar juntos. 😱
Yo estaba muy emocionada por estar con él a solas, porque había notado cómo me miraba en la clase de deportes. Sin embargo, cuando íbamos rumbo al partido, no tardó en decirme muy preocupado.
«Te he visto jugar con los otros chicos en los mismos equipos, eres muy buena, pero siento que todo es forzado para estar a lado de Pepe».
Mi sorpresa no podía ser mayor.😨 Pepe era otro chico que nada tenía que ver en el asunto. Entonces le confesé que en realidad esperaba que se diera cuenta que estaba en todos esos equipos deportivos por seguirlo a él.
Daniel, cuando escuchó mi explicación, se echó a reír, pensé que se estaba burlando de mí. No era así, lo siguiente que me dijo, me dejó helada.
«Carlita, soy gay y Pepe es mi novio». Evidentemente estaba haciendo el oso de mi vida y en ese momento de desesperación, se me salió una verdad que ni yo comprendía en ese entonces. Le respondí a Daniel casi de inmediato, «¿Y qué? a mí también me gustan las mujeres».
Con esa pequeña afirmación, ambos nos sinceramos, comenzamos una larga plática, que de hecho nos llevó a un parque y no al partido de futbol. Daniel, me ayudó a comprender y a aceptar mi orientación sexual sin sentirme avergonzada.
Gracias a él, hoy puedo expresar esta MEMORIA DE ADOLESCENTE que me marcó para toda la vida. Además gracias a él conocí este medio para expresarme libremente. Los y las invito a compartir su historia conmigo a través de este espacio en Ulisex!Mgzn, donde les estaré contando más memorias de adolescente.