Hoy pude apreciar el rostro de la ignorancia, madre del miedo: A ratos mujer arrugada y bonachona, sinceramente preocupada y presa de prejuicios más añados que ella; a ratos rostro de hombre macho y esquivo que no te sostiene la mirada pero clava la suya en las nalgas del prójimo próximo o en el «paquete» del joven burócrata que deambula atropelladamente por su área de trabajo, invadida temporalmente por pañuelos celestes; luego en forma de mujer de expresión tirante y alma estirada, que se atreve a defender a Marcial Maciel, el más grande depredador sexual con sotana, del que se tenga registro en México.
Camaleónica pero inocultable ignorancia, madre del miedo y el prejuicio, que parece señora añosa, homosexual reprimido, mujer defensora de pederastas o diputado conservador.
O activista «pro familia» o asistente conservador de diputados conservadores.
Hoy la aprecié, enojada, derrotada, con falda larga, crucifijo de oro, mascada de seda, alma angustiada y alas rotas.
Hoy la vi, con pantalón decente, camisa abotonada, rayita de lado y tanga de licra.
Hoy, en el Congreso del Estado de Nuevo León, exigiendo lo que sólo ella, la Ignorancia, cree posible: Que se desacate una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y se viole el artículo 1o de la Constitución, para impedir la unión legal de dos hombres o dos mujeres que han decidido compartir la vida.