Fue, es y será Arte

Fue, es y será Arte

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En años recientes hemos visto crecer el mercado del arte de manera desmedida, en donde incluso se han creado espacios comerciales destinados a la venta masiva de obras y que son llevadas ahí por las galerías, esto no significa que ahora todos tenemos alcance a obras maestras, sino por el contrario, ahora tenemos “obras de arte” hechas a nuestra medida económica sacrificando incluso la libertad creativa del artista.

Si nos regresamos unos cuantos siglos atrás cuando el arte no era considerado como tal, sino como un oficio más en la estructura social, y que además era utilizado para crear monumentos dedicados a sus líderes, y realizados con un alto nivel estético que incluso hacían pensar a la gente que Dios mismo había bajado a esculpir una réplica de su representante terrenal, obras maestras que de hecho no eran firmadas, ya que el simple acto de trabajar directamente para las grandes élites era un privilegio en sí mismo.

Esto no ha cambiado con los siglos, ya que sólo los grandes capitales pueden aspirar a tener obras de arte realmente importantes, y es que el artista tampoco ayuda en esta apropiación social, y esto queda bastante claro al mirar el tipo de piezas que se dedican a realizar en nuestros días, que más bien parecen obras hechas a partir de un estudio mercadológico, piezas con formatos que exclusivamente pueden colocarse dentro de una galería o museo para su contemplación.

El mercado del arte nunca ha pertenecido al ser humano común, y por más esfuerzos que hagan algunos artistas para llevar el arte al pueblo, la verdad es que el capitalista, filántropo, o incluso el mismo gobierno, son los únicos actores capaces de darle una vida digna a los artistas adquiriendo sus obras, tanto las hechas como las que se hacen por encargo, mientras el espectador lo único que puede hacer es pagar un boleto de museo para poder mirar magníficas obras a una distancia “prudente”, y que incluso muchas de las veces rompe con la pieza misma; como ejemplo fiel encontramos a Marcel Duchamp y su obra llamada “¿Por qué no estornudar, Rose Selavy?”, la cual fue realizada para hacer chocar la percepción visual con la física, colocando dentro de una jaula de pájaros lo que parecieran a simple vista terrones de azúcar, pero que en realidad fueron hechos con piedra de mármol, y que si nos ponemos en los pies de Duchamp o de sus amigos, o de cualquier otra persona que tuviera la oportunidad de cargar o mover la pieza, esa contradicción perceptual ha de mover muchas fibras estéticamente sensibles haciéndonos sentir el arte.

Para concluir quisiera tocar el tema del Polyforum Siqueiros, este inmueble realizado bajo el encargo del señor Manuel Suárez, dueño de la principal fábrica de tinacos de asbesto de todo el país, y que en recientes años el pueblo mexicano luchó con varias campañas para la protección del foro hasta convertirlo en una pieza declarada como “Patrimonio Cultural Urbano” por el Gobierno de la Ciudad de México; el inmueble sigue siendo propiedad privada, sólo que ahora los trabajos de remodelación, restauración y mantenimiento dependen de la Secretaría de Cultura, entonces, ¿Quién es el beneficiado?ᴥ

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