Alicia Palacios Odena: El clóset de una actriz de Cine, Teatro y...

Alicia Palacios Odena: El clóset de una actriz de Cine, Teatro y Televisión

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(La Habana, Cuba 1919-México DF 20 de marzo de 1981)

Hija de los actores españoles Antonio Palacios y Enriqueta Odena. A los 11 años de edad se estableció en España junto a su familia. Debutó como actriz en el cine español cuando tenía 16 años. Entre sus películas destaca la cinta portuguesa «Inés de Castro» (1944) en donde era protagonista. A partir de entonces trabajó ininterrumpidamente en el cine español hasta 1957.

En 1952, participó en una película mexicana, “El Mártir del Calvario”, al lado de los actores Enrique Rambal y Manolo Fábregas, en el papel de María Magdalena. Alicia, a pesar de ser cubana de nacimiento, siempre se consideró española.

Se casó con Antonio Martínez Cayacro, el matrimonio “fracasó”. Poco se sabe de su vida privada, porque en ese entonces, se guardaban mucho de hablar de ello, sin embargo Alicia, no tardaría en hallar en Rosenda Monteros a una pareja sentimental que le acompañaría durante parte de su vida, hasta el fallecimiento de Alicia, a quien Rosenda sepultó, pero no olvidó.

A partir de 1957 hay una interrupción en su carrera cinematográfica, reapareciendo en México en 1971 en la telenovela “Lucía Sombra”, al lado de Ofelia Medina, Rosenda Monteros, Susana Alexander, Beatriz Sheridan, Andrea Palma y Raúl Ramírez. Trabaja en otras series de TV como “Ana del Aire” (1974) al lado de Angélica María; Los Miserables (1974) de Víctor Hugo; los teleteatros “Canción de Navidad”, de Charles Dickens, con Antonio Passy, y “La casa de Bernarda Alba”, junto a Ofelia Guilmain, Ofelia Medina y Diana Bracho.

Entre las series de mayor éxito, estuvo: “Santa” (1978), con Tina Romero, Manuel Ojeda, Sergio Jiménez, Margarita Sanz y Rosenda Monteros. Según Alfredo Gudini: “la «Santa» telenovelera estuvo a punto de naufragar por culpa de sus pretensiones. La salvó una estupenda actriz española: Alicia Palacios como Doña Elvira (lenona que roba chicas en los ranchos para regentearlas).”

“Ángel Guerra” (1979) de Benito Pérez Galdós, al lado de Gregorio Casal y Diana Bracho; y “La madre” (1980) de Máximo Gorki, con Jaime Garza y Rosenda Monteros; hizo también la telenovela “El combate” en 1980, al lado de Ignacio López Tarso.

También actuó en la película «Más negro que la noche» (1975) de Carlos Enrique Taboada, haciendo el papel de una siniestra ama de llaves. En teatro destacó su actuación en «El mercader de Venecia» (1977), de Shakespeare, en donde interpretó el papel del judío Shylock, la crítica de Esther Eligson bajo el título de “El Mercader de Venecia. No todo lo que relumbra es oro” fue dura para la puesta en escena excepto por una razón: Alicia Palacios, a la letra dice:

“Es sin duda un acierto (el único a fe nuestra) el haber hecho que Shylock fuese interpretado por una mujer, hecho que le otorga a éste una dimensión menos contundente por lo que a su apariencia de maldad absoluta se refiere.

En efecto, según se enfaticen ciertos aspectos de la imagen medieval del judío encarnación del demonio, o de agente voluntario y orgulloso de su actividad mercantil, o de paciente orillado como única posibilidad de subsistencia a la práctica a la práctica de un comercio que prohíben sus principios ético-religiosos, o de víctima permanente de la intolerancia, Shylock puede resultar un personaje con implicaciones racistas, cuando, en realidad, representa el prototipo clásico del héroe humillado hasta negársele el derecho de ser hombre, si por hombre entendemos en Shakespeare a ese microcosmos que participa de la naturaleza y de los atributos divinos, situado entre cielo e infierno en el centro de un orden violado sin tregua a causa de la injusticia y de la falta de grandeza humanas.

Así pues, el Shylock de Alicia Palacios resalta el aspecto humillante de una venganza que obliga al vengador a utilizar los mismos métodos de sus enemigos, métodos que, al final, se volverán contra él mismo doblemente cargados de rigor Ojo por ojo, diente por diente, sin ninguna piedad por ambas partes, ya que tampoco brillará por lado alguno la famosa máxima del perdón cristiano pues el hombre, insaciable, es el lobo del hombre, aunque se disfrace de magnánimo veneciano y su historia revista los tonos de una comedia de amores a punto de ser contrariados por algún incidente que en apariencia hasta sería banal si no fuese porque queda en escena el peso dramático que le imprime la actriz a la lenta y agobiada salida del mercader vencido hasta la anulación.

Un segundo después, sin embargo, la comedia retorna a su nivel mundano y ahí en la banalidad se queda la representación de El Mercader de Venecia con todo y sus oropeles y sus sutilezas de sus telones de fondo donde la Dama del Unicornio, a pesar de su belleza, no podía ser más inadecuada entre tanto cartón y acartonamiento y tan cabal “desconocencia” hacia el teatro isabelino Quizá se salve por un pelo, y sin comparar de ninguna manera la suya con la actuación autónoma de Alicia Palacios”

Alicia también participó en la puesta en escena de «Bodas de Sangre», al lado de Carmen Montejo, y en «La marquesa de Sade» (1975), al lado de Emma Teresa Armendáriz, Rosenda Monteros y Aurora Molina. En esta puesta Rafael Solana fue muy duro en su crítica:

“…abusó el director de ciertas risitas de Rosenda Monteros más falsificadas que un billete de dos cincuenta; en cuanto al papel de Madame de Montreuil, que es el más importante de la obra, la hace Alicia Palacios con tal estudio, con tan cuidadoso bordado, que suena absolutamente falto de autenticidad la mayor parte del tiempo, y hasta provoca algunas risas que no vienen al caso; quien cerrara los ojos, tendría la impresión exactísima de estar oyendo a don Augusto Benedico en una de sus mejores actuaciones; la señora Palacios se baja tanto de volumen, a veces, que se deja de escuchar su texto, y tan profundamente desciende de diapasón, en otros instantes, que parece un actor en vez de una actriz, y estar hablando en la boca de una olla; nadie le dirá que no estudió su papel; por el contrario, se le pasó la mano; lo ha hecho perder naturalidad, espontaneidad, de tan estudiado que lo tiene.”

En la columna “Se alza el telón” en el periódico El Día, Malkah Rabell, comento lo siguiente:

“Al principio del año, una de las primeras puestas en escena, debida a Rafael López Miarnau, fue La marquesa de Sade, donde tres primeras figuras femeninas tuvieron intervenciones destacadas: Emma Teresa Armendáriz, Alicia Palacios y Martha Bianchi.

Agradezco a Gonzalo Valdés Medellín la información.

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