
Eso de que la opinión pública, es el verdadero contrapeso del poder, es una ficción política. Yo digo.
Un argumento que proporciona a los ciudadanos, la sensación de control, pertenencia y confianza en el gobierno.
Mientras que, en sentido contrario, otorga a los gobernantes, la seguridad en la apropiación y control sobre los gobernados. Pienso.
Sin embargo, la neta es que para oponerse efectivamente al ejecutivo o a una mayoría legislativa o un poder judicial corrupto, la OP, debe darse en un marco de «conocimiento, preparación y estricto ejercicio del Estado de Derecho». Pero eso no lo digo yo, sino Habermas.
Otra cosa que opino y quizás también ustedes, es que ninguna de esas tres condiciones existe en México.
Vamos por unos taquitos de saquemos conclusiones.
FIN.