El mundo tiene 192 países pero en México sólo podemos ver hacia el norte. La gringodependencia económica nacional nos pone los pelos de punta porque Donald Trump, el racista y xenófobo, presidente electo de Estados Unidos se ha declarado archienemigo de México para poder llegar a la Casa Blanca.
Sí, Estados Unidos es un país racista, de acuerdo a los últimos comicios y Donald Trump lo aprovechó de forma electoralmente magistral, al vencer las probabilidades.
Los temores están en las deportaciones, los crímenes de odio, racista, xenófobo, homofóbico y las consecuencias económicas que las posturas antimexicanas de Donald Trump, pueden provocar.
Pero algo que pocos han apreciado y puede ser el factor decisivo en un momento de coyuntura, como el actual, en el que nos encontramos.
¿Puede México aprovechar el rol de principal chivo expiatorio de los males estadounidenses que Trump le otorga desde su perspectiva, de modo que por contraposición, nuestro país, gane una influencia más efectiva ante otras naciones?
¿Puede México influir en la separación de California de la Unión Americana, ante la no representatividad de Trump para los californianos?
¿Puede México convertirse en la principal fuente de contenido en español de la red?
Si las respuestas resultan factibles ¿De qué escenario futuro estamos hablando?
Del lado positivo de las respuestas a las anteriores preguntas, se encuentra lo bueno que nos ha dejado la primera sacudida del terremoto llamado Trump.
Sea cual sea el escenario que se aproxima, lo que hoy podemos hacer de cara a la ola antimexicana gringa es cambiar la percepción que se tiene de los mexicanos.
Pero cambiarlo, no es únicamente una labor de publicidad y mercadotecnia, tal como hizo Trump para ponernos en esta situación. Para cambiar la percepción debemos cambiar la realidad y es precisamente ahí donde se encuentra el mayor reto de nuestro país durante las siguientes décadas y es en beneficio de los mexicanos, no sólo de nuestra imagen ante el mundo.