Masculinidad homosexual

Masculinidad homosexual

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Por: Jesús Villanueva Pérez

Una de las invenciones patriarcales, es que los homosexuales debiéramos ser afeminados y que debemos copiar los roles que la sociedad ha determinado a las mujeres. Las secuelas de asumir estas ideologías es que perjudican hondamente las relaciones entre los homosexuales porque se introduce inadvertidamente la inequidad de la relación de pareja heterosexual.

De ahí, que todos los homosexuales en los inicios de nuestra identidad sexual ocupemos las ideas imperiosas de la Iglesia, el Estado, las ciencias, y la política.

En este argumento se origina un proceso de naturalización y de habituación con la doctrina corporativa que “obliga” a los homosexuales a auto-concebirse como seres humanos inferiores o enfermos. Es decir, lo que es normal para lo hegemónico, pasa a ser lo natural para esta minoría.

Así, es como vemos que muchos homosexuales saben que la penalización de la sodomía sanciona su orientación sexual, pero esto no es asumido como una transgresión de su integridad y sus Derechos Humanos sociales y políticos.

Expresiones como “ese es pasivo” son repetidas con depreciación asiduamente al interior de la comunidad gay. Y es que el pasivo, que pasa a denominarse “la pasiva”, es visto como menos hombre, como más maricón. El activo, en cambio, es deseado y valorado pues este es visto como el que más se acerca al rol de un “verdadero hombre”. Él no es afeminado, habla fuerte, y asume que el pasivo es de su propiedad. Por tanto, que toda la discriminación que padecen las mujeres, es sufrida por quien es pasivo y todos los beneficios de los hombres heterosexuales son propias del activo.

A través de una formación, que expone mejor las situaciones  que aíslan los mitos y prejuicios, cada vez más homosexuales hemos ido desatendido las ideas del pecado, la culpa y la enfermedad.

Emanciparse de la ideología institucionalizada implica necesariamente asumirnos como personas normales y, por tanto, acordes con la naturaleza humana. Al ocurrir este proceso, que pasa por sentir, conocer y problematizar necesidades que antes estaban reservadas y sesgadas por lo público, hoy reconocemos que para que exista amor entre los seres humanos no es necesario que deban ser de sexos opuestos. Así, nuestra característica de una masculinidad homosexual independiente, es concebir que el amor y la afectividad entre dos hombres es posible.

 

 

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